La puesta en marcha de las nuevas normas internacionales de auditoria (NIAS) ha obligado a muchos auditores a reinventar sus métodos y sistemas de trabajo al exigirles un nuevo enfoque basado en los denominados riesgos de auditoría, lo que supone que todo su trabajo, desde el proceso de planificación, de ejecución e incluso la redacción de su opinión de auditoría, ha de pivotar sobre los riesgos de incorrección material que afecten a la entidad.
Tal y como establece la NIA 315 de Identificación y valoración de los riesgos de incorrección material mediante el conocimiento de la entidad y de su entorno en su apartado 3: Sigue leyendo